El modo de aplicación varía en función del efecto a conseguir. Existen tres modalidades básicas, determinadas por el grado de inserción de la aguja con respecto al plano de la piel, y la profundidad de aplicación:
- Intradérmica: en tratamientos de cicatrices, ojeras y bolsas palpebrales, y alopecia. Produce un gran estímulo de formación del colágeno.
- Subdérmica: subcutánea superficial, para tratar problemas en el rostro y el escote en tratamientos de rejuvenecimiento y flacidez facial, y también en manos
- Subcutánea: en adiposidad localizada submentoniana (“papada”).
Entre sus principales ventajas, destacamos que se incluye en el marco de los denominados “lunch-time”: tratamientos que por la rapidez de su aplicación, y escasos efectos secundarios, permiten realizarse incluso a la hora del almuerzo y volver a incorporarse a la jornada laboral sin ningún impedimento.